Posibles narrativas de un Globo Lápiz

por Freda Barrera

 

Es Domingo al mediodía, la plancha de Plaza de Armas “General Emiliano Zapata” en el centro de la Ciudad de Cuernavaca está cubierta con carpas grandes y blancas. Una mitad de la plancha ocupada por mesas largas con productos de comerciantes y fabricantes del Estado de Morelos, la otra mitad ocupada por un escenario ubicado justo al frente de Palacio de Gobierno y su respectivo espacio para el público. No hay artistas sobre el escenario, el área designada para el público esta vacía. La gente transita por los caminos libres, cruzando o rodeando el tendido. Comienza a sonar una banda de Son cubano, la gente curiosa se conglomera frente al escenario, escucha, nadie danza, con timidez algunos mueven la cabeza. Termina de tocar la banda, una funcionaria pública invita a los presentes a consumir producto de los comerciantes en las mesas blancas. En los márgenes de la plaza, los comerciantes de diario vislumbran a sus potenciales clientes consumir a los invitados. La gente se dispersa. El espacio queda vacío de nuevo. Aparece en la escena un niño con su globo lápiz, un globo largo, colorido y ligero. Se para en medio del espacio que acaba de quedar vacío, mira el globo y todo su cuerpo entra en disposición para hacerle emprender vuelo. Dispara. Lo mira elevarse. Lo mira chocar con la carpa blanca sobre él. El globo se precipita velozmente de regreso. El niño lo sigue en su camino. El globo impacta con el suelo. El niño lo levanta y repite el gesto.

Los fines de semana, cuando la plancha de Plaza de Armas “General Emiliano Zapata” está libre de cualquier evento extra cotidiano gestionado por el Gobinero del Estado de Morelos (quién en 2017 entró en dominio mediante un decreto official del inmueble), un mar de niños se instala con globos lápiz en la plancha. Regalan a quién transita o se detiene en la Plaza de Armas un espectáculo de risas y cielo colorido, se desplazan en una deriva lúdica y al hacerlo componen en el espacio aéreo una danza de globos lápiz.

Posibles Narrativas de un Globo Lápiz es un proyecto de traducción artística que deriva de una investigación etnografíca, situada en el Zócalo de la Ciudad de Cuernavaca. El trabajo de investigación y la traducción nacen a partir de inquietudes personales relacionadas con: el acto escénico, lo coreográfico en el cotidiano, el performance, la relación espectador- actor, los cuerpos en el espacio, la re significación de espacios públicos, los gestos, entre otros. Inquietudes expresadas al inicio del trabajo con los cuestionamientos: ¿Cuáles son los gestos que se generan con el valor de re significar el entorno ya codificado en el Zócalo de Cuernavaca? ¿Cómo capturarlos, entenderlos y re significarlos? ¿Cómo generar procesos lúdicos a través de los cuales los cuerpos en el zócalo de Cuernavaca puedan encontrar nuevas formas de relación en el espacio público? ¿Cómo modificar las coreografías del cotidiano?

Llegar a identificar el globo lápiz y realizar la propuesta de este proyecto fue parte de un proceso de trabajo de campo de 3 meses en el Zócalo de la Ciudad de Cuernavaca, espacio que al inicio de la investigación fue conformado, por razones de memoria histórica, con: Jardín Juárez, Plaza de Armas “General Emiliano Zapata” y el patio frente el Palacio de Cortes. Previo al trabajo de campo, asesorada por la Doc. Patricia Tovar, consulté archivo histórico fotográfico y crónicas. Mis primeros acercamientos al espacio y a la gente fueron tímidos, inciertos y cautelosos. Sabía que buscaba identificar prácticas corporales, sabía que me interesaba modificar las interacciones cotidianas en y con el espacio público Zócalo, sin embargo, tuve que renunciar a muchas pre disposiciones y expectativas. Vaciarme de impulsos de traducción artística de todo lo que me rodea, permitirme observar, escuchar y dejarme sorprender por la potencia de lo ya existente. Con el cambio en mi acercamiento logré gradualmente una apertura nueva en mí. Realice derivas por el espacio registrando poéticamente imagen y sonido. Identifique que muchos de los oficios que muestra el archivo histórico fotográfico aún existen en este espacio. Influenciada por la propuesta de micro- etnografía de Edith Medina realicé una recolección de objetos, fue un momento crucial para el trabajo, ya que me permitió identificar como a través de ellos podía desentrañar qué actividades realiza a gente en el espacio. Cada desecho tiene relación directa con las practicas corporales en el Zócalo.

Conectar objetos con tipos de prácticas corporales me ayudo a encontrar un indicio sobre los gestos de re-significación y coreografías cotidianas que existen en este espacio. Entre los objetos de la recolección figuran unas tiras largas de papel brillante, las cuales ignoraba su procedencia hasta un Domingo por la tarde cuando descubrí que provienen de un globo muy popular entre los niños que visitan el Zócalo, llamado Globo Lápiz, lo pueden adquirir en cualquier puesto de globos alrededor de la Plaza de Armas y tiene un costo de $25. Es un globo largo que se infla rápidamente con tan solo soplar dentro de él, es muy ligero y puede volar muy alto. Quede cautivada por el globo y su posibilidad de invitar a los niños a explorar de manera lúdica su vuelo, estimulando su imaginación y permitiéndoles apropiarse del espacio Zócalo para transformarlo en patio de juegos.

A lo largo de la recolección de imagen, sonido y objetos fui entablando relación con algunos comerciantes y personas que ejercen su oficio en el Zócalo, quienes fueron de suma importancia para desentrañar la historia del globo lápiz y a la par, generosamente, compartieron conmigo algunas problemáticas relacionadas con su práctica laboral. Es de mi atención que al momento en que el inmueble Plaza de Armas “General Emiliano Zapata” pasa a ser domino público del Estado de Morelos se establece un nuevo reglamento que prohíbe el comercio ambulante en Plaza de Armas, por lo que los comerciantes ambulantes (muchos siendo segunda o tercera generación en sus oficios, con padres que obtuvieron de los primeros permisos que algunos años atrás expedía el Ayuntamiento de Cuernavaca, ahora ya no vigentes ni legales) han tenido serias problemáticas para realizar la actividad que por tantos años a sido sustento de sus familias. Gracias a los sindicatos y el poder civil se mantienen activos, sin embargo tienen prohibido estar sobre la plancha de la plaza, así que sus puestos están colocados debajo de la banqueta y se han situado espacialmente en el lugar donde les había asignado el gobierno anterior. Los únicos comerciantes con posibilidad de estar sobre la banqueta en los márgenes de la plaza son globeros y jugueteros, ya que han alegado su importancia como elementos típicos de este espacio. Y si acaso hay excepciones, tendrá que ver con el favor del gobierno hacía el nuevo grupo sindical de comerciantes ambulantes (recientemente constituido) ó algún evento organizado por el mismo gobierno del estado, en el cual comerciantes externos hacen uso de la plancha para promover sus productos.

La reflexión, pensando en el espacio Zócalo, en los cuerpos y las prácticas corporales que se manifiestan, desde lo vislumbrado hasta este punto de la investigación, es: En el Zócalo de la Ciudad de Cuernavaca son posibles dos situaciones de cuerpo, cuerpos habitantes, que son los cuerpos que laboran en este espacio diario o frecuentemente o cuerpos en tránsito, que son los cuerpos que transitan ocasionalmente este espacio. Las relaciones y las prácticas corporales que ejercitan estos cuerpos en el espacio Zócalo dependen de cómo estén situados, habitantes o en tránsito. Estos cuerpos entran en relación directa por medio de dispositivos, de los cuales también puedo hablar de dispositivos habitantes, que son objetos que existen en la configuración misma del espacio o dispositivos en tránsito, que existen como mercancías, objetos de consumo o servicios. Los dispositivos permiten y regulan el comportamiento de los cuerpos, por lo tanto las prácticas de los mismos; También operan como facilitadores para la memoria y puentes intertemporales, ya que configuran comportamientos y prácticas corporales que se consolidan en tradiciones y se apropian generación tras generación. Algunos dispositivos que identifico en el Zócalo son: Artesanías, tatuajes de henna, burbujas, globos, música, bisutería, elotes, esquites, bolis, raspados, dulces, periódicos, revistas, etc. Todos ellos conectando constantemente cuerpos habitantes (ejerciendo oficios) , cuerpos en transito (consumiendo productos o servicios, transitando el espacio), prácticas corporales (diversas), memoria (personal y colectiva) y tradición (sentido de identidad).

Entonces, el globo lápiz opera como dispositivo en tránsito dentro de una práctica corporal lúdica, misma práctica que identifico como un gesto de resistencia, un gesto que se genera con el valor de re significar el entorno ya codificado en el Zócalo. El globo lápiz es un dispositivo que permite dentro de este espacio politizado un respiro, un momento de suspensión en el cual los cuerpos pueden apropiarse del espacio Plaza de Armas “General Emiliano Zapata” y re significarlo; Y al hacerlo legitiman de alguna manera la importancia del comerciante ambulante conocido popularmente como globero.

De aquí, la propuesta de traducción artística buscando jugar y explorar las posibilidades kinéticas y coreográficas que el globo lápiz otorga a los cuerpos como agencia.

Es popular en la disciplina de la danza contemporánea utilizar laboratorios de movimiento con la intención de descubrir posibilidades en el cuerpo de los bailarines, actualizar códigos de movimiento y detonar o enriquecer procesos coreográficos. Usualmente los laboratorios de movimiento suceden en el estudio, lejos de todo contacto con cuerpos no especializados en esta disciplina. Sí influenciados por referencias del cotidiano, pero con tendencia a convertirse en traducciones artísticas , abstracciones y representaciones o a perderse en lenguajes dancísticos naturalizados en estos cuerpos y finalmente en modelos coreográficos que responden a cánones estéticos comunes.

Pensando la coreografía como un mapa que se configura con desplazamientos y acciones especificas en el espacio para ser reproducido por cuerpos especializados, propongo una intervención que detona un proceso de laboratorio de movimiento en el espacio público, involucrando cuerpos no especializados en la disciplina danza, con el fin de develar y estudiar: las calidades, cualidades, tiempos de acción- reacción, interacciones, desplazamientos espaciales e impulsos de movimiento posibles en las acciones que el gesto de jugar con el globo lápiz suscita en los cuerpos que entran en relación con el.

Trasladar el laboratorio de movimiento del estudio al espacio público demanda herramientas especificas traducidas para que cuerpos no especializados puedan identificarse y relacionarse con otros cuerpos, el espacio y la dinámica que se propone como proceso de exploración corporal. Requiere agudizar la mirada, la escucha y la empatía hacía los cuerpos no especializados en la disciplina. Necesita una sensibilidad distinta ante los movimientos y manifestaciones corporales, así como relación previa con el espacio público donde se desarrolle el proceso que permita un entendimiento en múltiples niveles, para poder realizar un trabajo meticuloso de planeación del laboratorio y selección del material que puede posteriormente explorarse y extremarse por cuerpos especializados transformándolo en elementos de composición con potencial para llevarse a una creación escénica.

Esta reflexión persigue encontrar tácticas para la creación escénica, que disminuyan las posibilidades de caer en vicios temáticos, de lenguajes de movimiento y de soluciones coreográficas al incidir en un espacio público con una propuesta de intervención, persigue que las herramientas especializadas de la disciplina danza queden a disposición de potenciar gestos del cotidiano para poder generar lenguajes, estéticas y mapas coreográficos situados y potentes con los que la gente local pueda identificarse y dialogar. O en su defecto, que la creación escénica que derive de este proceso tenga un carácter de identidad situado y potente.

Debido al límite de tiempo para la entrega de avances dentro del Diplomado en Antropología del Arte, lo que realicé fue un prototipo de intervención artística que consistió en un mapa trazado sobre la plancha de Plaza de Armas. El mapa invitaba a explorar acciones e imaginarios distintos en relación con el globo lápiz, cada participante tuvo total libertad de interpretar y encarnar lo que se proponía. Las acciones propuestas en el mapa derivan de gestos recurrentes observados con anterioridad en el juego cotidiano de los niños.

Por una cuestión de logística el prototipo de intervención se realizó en Lunes, así que la mayoría de los participantes fueron cuerpos habitantes, hijos de comerciantes del Zócalo. Lo que inesperadamente enriqueció mucho y despertó nuevos cuestionamientos al proceso. El proyecto aún esta en marcha, buscando perfeccionar el mapa para realizar esta intervención a mayor escala, abarcando la plancha completa, por un mayor periodo de tiempo (el prototipo tuvo duración de 3 horas) y registrando video en un intento de rescatar esta pluralidad de corporalidades para explorar posibilidades coreográficas a partir del archivo.

El trabajo etnográfico me permitió vislumbrar la potencia escénica de gestos latentes en el cotidiano. Como un niño que entra en un espacio politizado modificado por dispositivos de control y ejerce su agencia para re significar el espacio con el sublime y potente gesto de hacer un globo lápiz volar.

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