De Anexo a Boxeo

por Etzareli Hurtado

Entre fotografías, historias ajenas, mala poesía y sobre todo una catarsis casi inexplicable nace el ensayo fotográfico “De anexo a Boxeo”.

La vida siempre nos lleva por muchos caminos que no siempre elegimos o bien que no son tan gratos como quisiéramos que fueran, este caso es ese, en dónde caminé y caminé sin rumbo alguno arrastrada por muchas cosas, entre ellas el deseo de apoyar y sostener a una persona que amo.

La recuperación psicológica y física de lo que son las adicciones, la manera en la que deseamos salir adelante o bien quedarnos estancados en lugares lúgubres, la fortaleza que sacamos y de donde la sacamos.

Entre historias y espacios que personalmente me causaban escalofríos, personas medio olvidadas, rotas, con una vida fuera y otra dentro de un anexo y la comparativa de pelear en un ring amateur, en un espacio de lámina y mal olor c,on la vida misma. Esa vida, que aún no entiendo, si ellos eligieron o la vida los eligió a ellos.

Recordatorio Personal. M. estuvo fuera de “Las Á.” 2 meses antes de recaer, ha entrado y salido en múltiples ocasiones, lleva ahí el último mes y medio, lo deje de ver hace dos semanas.

Todos maman de la misma manguera, que unos se hagan de la boca chiquita es una forma de autoengaño.

Aquí  se anda en piso mojado; si no caes, mínimo resbalas, si rueda el jabón, aguas con el filo; deja de jugarle a la pera, no creas que el ratón siempre será pendejo del gato; los reyes magos no existen, y hasta al más picudo le sangra la nariz.

El alcoholismo y drogadicción, sólo son síntomas de un mal más profundo, ¿cuál es el nuestro?, papá no estuvo, tu torta se fue con otro; incomprendido, eras el chavo; machín, ¡si no los traes bien acomodados, póntelos!, infla tus pulmones, y cámara…

Aquí, no se necesita de justificación; de nombres rimbombantes, o más cita que texto; la etnografía participante se pasa por el arco del triunfo, ¿vale la mímesis? si no sientes el vómito en la garganta, el temblor en las manos, hacer de un cuadrito de papel, el doble.

No te dicen que el vicio te pone tus putazos; no creerás que unas vendas y un saco pueden más que un juramento, cuarto y quinto paso, nueva persona en Cristo eres; aquí bien sácale punta, mi edad, dos tres, por si no la cachas veinte tres.

Aseguras que ya has topado con fondo, y te lo crees, para que pasados siete días, quince en su defecto, te partas la madre de nuevo; directito a un hoyo que pensabas ya no había posibilidad de estar más profundo. Te despiertas, sabes que la cagaste, buscar justificaciones es una herramienta para no podrirte más; nosotros podemos andar a todo dar, bañaditos, perfumados, del culito limpio ¿y qué importa? si tú dominas las verdades. No te matan las chivas, los dedos, judas, no te matan los vecinos chismosos; pensar y pensar es lo que te raja el hocico.

Puedes dártelas de Juan Camaney, mascas chicle, pegas duro y tienes viejas a montón; bien se sabe que a cenicienta, se le acaba el encanto a las doce am, así de fácil; lo colmilludo del lobo no es de a gratis.

Andaba de caldoso, el consome se regó, valió madre, la nena botó a lado del salero, en cama de otro, la familia se revolvió con todo y garbanzos, y que decir del estado anímico, ni las zanahorias sobrevivieron.

Entuza una botella, trágate otra, pero al rato me va a hacer falta; no sabes ni en qué momento te dejaste llevar, caíste.

Nunca esperando que un par de tombones y dos cavernícolas, estuvieran fuera de tu cantón; tranquilas hienas, ya se saben el camino; ellos te quieren ayudar, hermanos son. Para no darle vueltas, anexeros los güeyes.

¿Cómo estás hijo? ¿tranquilo? te lo digo para que no te den gato por liebre maestro.

Señor en el nombre de tu hijo Jesucristo, pido por éste tu varón, acaecido por los vicios carnales, intercede… Intentando buscar respuestas no las encontrarás, si vas en una camioneta directo al encierro y te pusieron los seguros de niño para que no puedas abrir por dentro, ¿pues a quién mate padrino?

Hijos de la chingada, bonito lugar para venirme a recluir. Cuando se juega sucio, tarde o temprano la mierda te llega al cuello. No importando sea en contra de tu voluntad, pásale a lo barrido; lo que te contaron; baño frío, caldo de oso, carne de venado, nada de eso; aquí filete, verduras y todo con azúcar.

Pero entra, ahí ese wey te lleva, derechito a la enfermería. Eres el nuevo, la carne fresca, el tiernito que todos salen a mirar, por ahí se escucha: “todavía viene puesto”, “está en vivo”, “pídeles un pegue”. Los resignados se limitan a solo seguir el trayecto con la mirada como diciéndote, no hay esperanza, como recordándoles las tantas dudas que ellos también se hicieron, como pidiéndote perdón por lo que te espera.

Sentadito meneas los pies, sin caerte el veinte; respondes a la imprudencia de algunos curiosos, agolpados en la puerta cual señora grillera en elecciones.

Bien tranquilo recibiendo cátedra de los compañeros, hazle así, no te vayas por ahí, ten cuidado con ese. Dame tus zapatos, ¿por qué te los voy a dar? alzas la voz y aprietas los puños; aquí no está tu esquina, ¿quién te dijo que los necesitaba? si te tiras para atrás, es para regresar con uno más fuerte.

Te arrancas y de corrido, nada que ya no quiero, no hay pidos, ni salvación por todos tus compañeros; jarra de té, seis cuadritos de papel, a las nueve se apaga la luz, tiende tu colchón, catre o artefacto que cumpla el papel de cama. 14 en uno de 5×5. Amén

Levántate, a donde fueres has lo que vieres; esto no es un juego, desde el primer día la cachas, no importando el forje, la talla y lo mal encarado. Mirar a los ojos, mucha testosterona, puro tornillo, sabrás lo que es amar a dios en tierra ajena, de bandidos. Crico, el mono, coco y el piedras.

Mira, te formas, te dan tu primer plato, verduras en su punto, pero putrefaco; pasas por el segundo, higadito, bofe o tripa, ya si bien va que no sea rojo. Aguas si lo devuelves, en chinga más rápido entra ¡aviso, no hay servilleta, salcita, salecita o aderezo, es a pelo!

No esperes el juego de cubiertos, dieta balanceada, misma ración para el flaco y el llenito, a cuchara doblada aquí se come.

Papacito traga sin masticar para que no sepa. Se cubre la necesidad de tener algo en la tripa para hacer digestión, no el gusto, la textura o el sabor.

No hay buzón de quejas para el trato, no hay cambio de servicio, cobija con suavitel, zucaritas, huevos al gusto, o aromatizante.

Te cuento diez y ya estas bañado, en fa, vas a ver cran y ya traes cola; nada más no te haces puto porque te va peor, entre tanto chile tu salsa deja picar; una frutita, proteína, unos melones con todo y semilla.

Afuera las cadenas cumplen, si quieres que algún vivo no se agandalle tus cosas; no te sorprendas que acá se ande con ellas entre las patas, dependiendo como les caigas, es la medida de eslabones: pegadito con otro interno, comes, duermes juntito.

Te vas acostumbrando a los olores, al arrimón matutino, a que te despierten con gritos, a la falta de privacidad.

¿Qué tan chula es la libertad un sábado por la tarde?, quietecito tras una ventana con barrotes, miras a tu espalda y tu realidad; ahí te da el encierro, quieres chillar, tirar las paredes a putazos, gritar, te asfixias. No esperes el apapacho, vívela pinche vicioso.

¿Por dónde? Si todo tiene alambre de púas, cámaras, y si te agarran, con tubo en mano, toques en las pelotas. A rajarse a su tierra por que no hay de dos.

No hay certeza de la ubicación exacta, si el camión que ves a lo lejos ¿va o viene?, ya alguno de por el rumbo te orienta porque andas bien perdido chavo; me brinco, le corro, un urbano, el taxi. Uno anda al tiro, ¿quién llega antes que el otro?, ¿qué días se hace qué?, ¿cuándo hay menos? Importante hacer alianzas, solo no se puede, o sales por la mala, de a como nos toquen.

A tu familia, le aplican el coco wash, de a volón se los terapean, pues ellos ven la parte limpia, el baño con toalla de manos, rollito de papel, hasta el jabón con dispensador; por unas horitas nada más, ¿y el resto de la semana?, eso se guarda en la bodega, ya no eres hermano para los encargados, eres un hijo de tu pinche madre que vale una lana cada mes, que hay que mantener vivo, encerrado y a raya culebra. Todo se cura con diclofenaco y paracetamol, no se te ocurra enfermarte.

Da risa el chavo soñado que se siente bien locote, viernes, chela en mano un cigarrito y su bacha, hablando que Sansón no le gana a las patadas, He-Man le queda corto, más vivo que Pepito y ha estado con N cantidad de mujeres; morro cagón, ahí dentro te comen vivo si hablas de más, cállese, si no sabes meter las manos, si tienes que convivir con caneros, si te da pena que te vean tus cositas.

Cuando sales, con coraje a quien te volteo bandera, a tu familia, a quien confiabas.

Las niñas juegan a las muñecas, los niños al fútbol y los hombres boxeamos; vamos tendos, de a poquito, con ritmo, pero sin abandonar las cuerdas, cuando algo te gusta no importa las dimensiones, le atoras.

Uno la caga, los demás cometen la falla más egoísta, que, a partir de ese momento, te recordaran porque te vieron reventado, tu pasado ya no importa; ahora el que señalan, ejemplo de lo que no debes hacer; y tienes que quedarte resignado con la cola entre las patas; nel carnal, si usted gusta de alzar el cuello y sentarse a dos nalgas con las patas arriba del escritorio, nadie lo va a mover de ahí, yo prefiero boxear, no siendo el gran talento, eso sí, con ganas, un chingo de ganas.

Te sientes como una basura, nunca un par de tabiques apilados te van a causar tanto terror como esas paredes; ¿por qué tratarte así? con una etiqueta .

No soy un juguetito que sale en la caja de cereal preferida de su hijo, no soy del que use cortes de cabello según la tendencia al chile, con uñas cortas, entre 65 a 70 kilos me mantengo, tomo sin azúcar el té, tiendo la cama y me cepillo tres veces al día.

Algo tan simple, esconde un dolor carnalmente indescriptible.

Sin tregua le caminas, las deudas se pagan, la comida es tu moneda, truque, cambio o bisne. Me gusta tu panto, diez dulces por lavar mi ropa, reparte la bendición que es necesario tener un repuesto de ojos, un doble de orejas. No importando la rodada, ándate sin playera.

Dicen venir de barrio bravo, que el pedo no le huele; puro chivatón, ahí en lo caliente se enseña el respeto, uno a uno; no ser mayate en bola. Ni aunque vengan a orinar la esquina de mi casa les va a quitar lo jotos; Fundación las Á.

El Chisquis

A los cinco minutos de la llegada, ya todos saben que ahí andas, que un rato te vas a estar, si te metieron al apando, luchaste por tu libertad, segurito sometido y bien vergueado; algún vivo se chuto a José Revueltas y se la fusilo. Se le llama ir por un 12, ojalá no lleguen con uno muy prendido, porque le va mal, porque no hay certeza de nuestra seguridad cuando lo suban. El apando; cuarto vacío, tú y el concreto, una ventana y hoyo en el suelo para las expulsiones líquido y fecal; días te puedes pasar dentro.

Llegó uno nuevo y nunca te imaginas lo peor.

 

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