Lo corpóreo

por Mónica Itzel Sosa Ruiz

…el cuerpo puede ser entendido como una suerte de texto en el que, para su construcción, intervienen tanto elementos interiores como exteriores…[1]

Geneviève Delbos y Paul Jorion en La Transmission des Savoirs (1984) nos hablan de la transmisión de un saber-hacer no procesual, completamente abstracto y sensorial, que permite a los grandes artesanos volverse uno con el material que manejan.

Aprender viendo, aprender jugando, haciendo, siendo. El oficio se vuelve uno con el cuerpo y por ello el material es una extensión misma del ejecutante. Esta parte sensorial se repite en todos los oficios y está ampliamente ligada con la idea de una sensibilidad otorgada (un don).

Cuando aprendí a tejer, fui tres veces a hablar con la Virgen. Le pedí que me enseñara, que pusiera el conocimiento en mi cabeza y en mi corazón, porque me gustaban sus vestidos y quería vestir igual.[2]

Esta petición del don, se repite entre los pueblos nahuas donde por medio del sueño se hace un pacto con los chaneques para obtener el conocimiento.[3] Hay que entender que en náhuatl saber es sentir. Esto nos conduce a mi planteamiento principal: tanto en la cosmovisión mesoamericana como en la actual, la creencia de un elemento sacro persiste en las creaciones que se realizan, sobre todo en las creaciones provenientes de los pueblos originarios. No obstante, dicha sacralidad ha sido estudiada ampliamente desde su parte estética (colores, formas y signos) dejando un lado su composición material y el proceso de su elaboración, donde sugiero, existe un fuerte componente ritual, sobre todo en la elaboración de piezas consideradas ixiptla.

En el mundo nahua se tenía una concepción de la imagen muy distinta a la europea. Esculturas y pinturas no tenían como principal función representar las cosas del mundo y las entidades divinas, sino presentarlas.[4]

vasijas cuerpo corpóreo

Tláloc, dios de la lluvia entre los Aztecas. MNA, 2015

Esta concepción de las cosas contenedoras de energía bien puede explicar que un 16 de Abril de 1964 cayó un aguacero sobre la Ciudad de México, sin ser época de lluvias y sin haber pronóstico del mismo. Razón para ello, o no, el gran monolito de Tláloc entraba a la ciudad para ocupar su espacio frente al Museo Nacional de Antropología e Historia.

Dicha presencia de los objetos creados era tan fuerte que sólo los preparados espiritualmente (sacerdotes y chamanes) podían estar frente a la imagen de una deidad sin ser fulminados por su poder.[5] Este tipo de creencias se replican hasta nuestros días, la energía contenida en la envoltura física de las cosas nos transmite sensaciones. No por nada nos referimos a que ciertos objetos nos llaman, cuando centramos inexplicablemente nuestra atención sobre ellos. También tenemos la costumbre de sobar figuras religiosas milagrosas o portar amuletos. Lo cierto es que, inexplicablemente, las cosas contienen también energías que las vinculan fuertemente a nosotros y ello, sugiero, tiene mucho que ver con su proceso de creación y uso. El material afectado por un ente corpóreo, sin duda alguna generará un vínculo con su creador.

El cuerpo humano es el núcleo y vínculo general de nuestro cosmos, centro de nuestras percepciones, generador de nuestro pensamiento, principio de nuestra acción y rector, beneficiario y víctima de nuestras pasiones.[6]

 

MDI. Mónica Itzel Sosa Ruiz

 

[1] Roberto Martínez González. Cuiripu, cuerpo y persona entre los antiguos p’urhépecha de Michoacán (México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2016), 31.

[2] Olonal cita a Geometrías de la Imaginación Chiapas, en Olonal Fotos, 2018, https://m.facebook.com/olonal/photos/a.763672137140590/991700091004459/?type=3&source=54.

[3] David Figueroa Serrano. “El sueño como espacio ritual entre los pueblos nahuas de Michoacán en II Encuentro de Estudiosos de las Culturas Indígenas (Morelia: ENES-LANMO, Archivo Histórico Municipal de Morelia, 2018).

[4]  Fernando Zamora Águila. Filosofía de la Imagen, lenguaje imagen y representación (México: Escuela Nacional de Artes Plásticas, 2007), 331-332.

[5]Ignacio de la Garza Gálvez. “La Literatura Oral de los Antiguos Nahuas” en Talleres Museo Nacional de Antropología e Historia, (México: Museo Nacional de Antropología e Historia, 2017).

[6]Alfredo López Austin. Cuerpo humano e ideología, (México: Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México 1980), 7.

 

Bibliografía

Libros:

De la Garza Gálvez, Ignacio. “La Literatura Oral de los Antiguos Nahuas”. En Talleres Museo Nacional de Antropología e Historia. México: Museo Nacional de Antropología e Historia, 2017.

Delbos Geneviève y Paul Jorion. La transmission des savoirs. Paris: Éditions de la Maison des science de l’ homme, 1984.

López Austin, Alfredo. Cuerpo humano e ideología. México Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1980

Martínez González, Roberto. Cuiripu, cuerpo y persona entre los antiguos p’urhépecha de Michoacán. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2016.

Zamora Águila, Fernando. Filosofía de la Imagen, lenguaje imagen y representación, 331-332. México: Escuela Nacional de Artes Plásticas, 2007.

Otros:

Figueroa Serrano, David. El sueño como espacio ritual entre los pueblos nahuas de Michoacán”. En II Encuentro de Estudiosos de las Culturas Indígenas. Morelia: ENES-LANMO, Archivo Histórico Municipal de Morelia, 2018.

México Desconocido. “El día que se llevaron a Tláloc de su pueblo”. En Conoce México/ Historia, 2017. https://www.mexicodesconocido.com.mx/tlaloc-la-nostalgia-de-un-pueblo-estado-de-mexico.html (Consultado el 01-02-2019)

Olonal. “Geometrías de la Imaginación Chiapas”. México: Olonal fotos, 2018. https://m.facebook.com/olonal/photos/a.763672137140590/991700091004459/?type=3&source=54 (Consultado el 25-07-2018)

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