Distanciamiento social

por Cristián Velasco

Cristián Velasco

 

En el contexto de la pandemia mundial producida por el Covid-19 y todo el desastre que significa en el orden y el funcionamiento social, es que surge este video a partir del encierro y la necesidad de hacer una obra que reflexione aspectos ligados a la humanidad contemporánea y la inevitable confusión e incertidumbre en que nos vemos situados.

A partir del trabajo escritural, la retórica que se ve en los discursos políticos y las múltiples teorías y puntos de vista sobre el Coronavirus, esta pieza revisa distintas áreas de pensamiento, articulando una obra que transita entre el texto, el video y el arte de acción.

De pronto el planeta se ha visto sumergido en un desastre sanitario que escapa de precedentes en cuanto a la movilidad de un virus, extendido por toda la tierra y del cual aún, no se encuentra remedio. Además de la constante higiene personal, lo único que recomiendan las autoridades políticas y sanitarias y, que serviría para prevenir su contagio; es el aislamiento de las personas, la segregación del grupo, el distanciamiento social.

1.- Parece increíble hablar de estos conceptos en un mundo que ha creado la ilusión de cercanía constante a través de la hiperconectividad. Las redes sociales nos han convencido de que estamos acompañados de otras personas con las que compartimos una serie de gustos e intereses. La estrategia consiste en crear un sistema de algoritmos que se cruzan en el ciber espacio para establecer conexiones entre los usuarios, de modo de permitir conectar con otros, que tienen algo en común con nosotros y así, poder desarrollar comunidades. Lo que existe es una aparente comunicación con el otro sin importar qué tan lejos esté. La proximidad realmente no existe y la distancia y el tiempo pasan a ser un concepto nuevo y subjetivo.

2.- Es bien sorprendente pensar en el confinamiento global, luego de las importantes revueltas sociales que hubo a finales de 2019 en distintos países alrededor del globo, donde lo más importante era la colectividad y el espacio público. Hong Kong, Indonesia, India, Chile, Ecuador, Bolivia, España y Francia, entre otros, vivieron las más importantes revueltas de los últimos años, con una serie de demandas y grandes manifestaciones, que apuntan a la dignidad y el respeto de la ciudadanía. Curiosamente hoy, solo unos meses después, todos estamos en nuestras casas sin poder salir. ¿Será que el Covid-19, se establece como una política de control y de poder? Una política del hacinamiento, anula el derecho de reunirse socialmente, instalando el control como estrategia para el cuidado y el resguardo de la ciudadanía. Se desarticula el grupo y el concepto de biopolítica surge entonces con mayor sentido. La pregunta sobre una guerra biológica o ideológica se aparece incansablemente y el único hecho es que, debemos permanecer en casa. Quedarse en casa sin salir de ella, es la única manera de aislarnos realmente del virus. El control se instala -creamos o no- como una de las claves para el cuidado de la ciudadanía, teniendo a las personas en casa, como si fuera un verdadero arresto domiciliario.

“El poder incrementa su eficiencia y estabilidad ocultándose, haciéndose pasar por algo cotidiano u obvio. En eso consiste la astucia del poder. El poder que sin coerción ni amenaza opera sobre el automatismo de las costumbres no se puede restringir al siglo XIX, opera en toda sociedad que muestre cierta complejidad”.[1]

3.- Es impresionante ver cómo la desigualdad y la segregación, existen de manera tan latentes en pleno siglo XXI. Asuntos que creímos resueltos hace bastante tiempo, se asoman constantemente, develando la precariedad de nuestra pobre y egoísta humanidad. En una era que suponíamos más afortunada, por cuanto la modernidad y el capitalismo vendrían a resolver los problemas básicos de una sociedad, el hombre contemporáneo se ha alejado de todo concepto asociado al entendimiento del otro y, para qué hablar, de algún interés más profundo, trascendente o espiritual. El muy manoseado concepto de empatía, está cada vez más lejos de la realidad en la ciudadanía, que opera únicamente bajo la idea de la competencia y la posesión, el éxito y la rentabilidad ¿Cuál será el verdadero virus del 2020? ¿Será que el concepto de aplanar la curva, es también aplicable a las diferencias entre una y otra clase social?

Entre la oferta y la demanda, hemos creado sociedades donde la gran mayoría vive en permanente estado de vulnerabilidad. Entre los mayores de edad, aquellos que tienen debilidades inmunológicas y los que tienen que salir a trabajar para poder comer, las diferencias sirven para crear conflictos y no para crear acuerdos. La exclusión o, mejor dicho, el descarte social, se amplifica día a día constituyendo realidades, donde la competencia se transformó en un valor fundamental para la subsistencia y donde la primacía del yo, atenta contra cualquier tipo de comunidad.

 

 

Referencias:

1.- Byung-Chul Han. Sobre el poder (Herder). p. 68.

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