El destino de las cosas

por Henry Ortiz Tapia

Henry Ortiz Tapia

 

Cartografía imaginada desde el aislamiento.

Ha pasado año y medio aproximadamente desde que se declaró el estado de emergencia producto de la pandemia, los barrios y avenidas aledañas a casa  se mostraban vacíos y solitarios, la presencia humana fue mínima los primeros meses acentuando el gris de los cerros y lo lánguido del desierto de esta zona de la lima periférica donde el verde se ha replegado a las lomas más inaccesibles, canales y puquios han sido secados con el pasar de las décadas para dar paso al concreto y las urbanizaciones, durante ese tiempo  la fauna silvestre se asoma tímidamente ante la poca presencia del hombre

Cada tanto tiempo una pareja de cernícalos sobrevuelan la entrada principal de la villa, inspeccionando sus ya perdidos dominios en búsqueda de alguna presa.

En oposición a la maravillosa perspectiva de estas aves los primeros meses del 2020 tuve que configurar mi territorio desde el encierro.

Las familias que habitan y han estado ganándole espacio a la verticalidad del cerro las últimas décadas tuvieron que replegarse y aislarse de los grandes centros de comercio y la de los distritos más céntricos, a causa de las restricciones impuestas al gobierno peruano. Esto ocasionó que se desarrollen nuevas formas de interacción o mejor dicho se recuperen formas casi desaparecidas ya por el avance de la modernidad en pro de cubrir necesidades básicas como alimentación y acceso a algunos servicios.

 Desde   1950   los   migrantes   comenzaron   a   desplazarse   hacia   espacios periféricos de la ciudad. Uno de ellos fue el cono Norte de Lima, que hoy se conoce como Lima Norte, donde procedieron a invadir la tierra agrícola de las haciendas que todavía quedaban allí y donde aún se erguían algunas “huacas”. (1)

El exterior es cálido y seco en el verano, húmedo y nublado algunos meses del año, antes de la pandemia lo recorría en interminables derivas observando la peculiar y lenta transformación del paisaje, el conflicto entre el concreto y la tierra que adornan una visualidad plagada de evidencias arquitectónicas y costumbres mestizas con un fuerte arraigo en lo andino el cual es un rasgo característico del fenómeno de la migración, proceso del cual mis abuelos fueron partícipes.

La inmensa gravitación adquirida en Lima por lo andino por causa de la migración, afecta y modifica no solamente al aspecto físico de la capital, sino también sus formas de cultura y su sociabilidad. En la construcción de casas y servicios vecinales, al tiempo que se extienden rasgos arquitectónicos que derivan de modelos más serranos que europeos, como el techo a dos aguas y la teja, se practica en forma creciente sistemas de reciprocidad como la minka. Ceremonias asociadas a la construcción andina de viviendas, se difunden y adoptan forma urbana: el techado de casas y edificios se celebra agasajando a los que participaron del trabajo. (2)

Durante las caminatas algunas evidencias, restos y señales cautivaron mi atención.

El suelo teñido color naranja, fragmentos de cerámica, grandes excavaciones en el suelo y finalmente humaredas a lo lejos evidenciaban la acción del hombre. Hasta este punto de alguna manera había estado desarrollando inferencias sobre las evidencias ya mencionadas, posteriormente con el acercamiento a las teorías de Gell, pude abordar esta experiencia de distinta manera.

Los tipos de “índices‟ con los cuales tiene que tratar la teoría antropológica del arte usualmente (pero no siempre) son artefactos. Estos artefactos tienen la capacidad de apunta a sus „orígenes‟ en un acto de manufactura. Cualquier artefacto, en virtud de ser una cosa manufacturada, motiva una abducción que especifica la identidad del agente que lo hizo o lo originó. Los objetos manufacturados son „causados‟ por sus hacedores, así como el humo es causado por el fuego; por lo tanto, los objetos manufacturados son índices de sus hacedores. (3)

Se inició entonces la búsqueda del origen de estos fenómenos, como una forma personal de explicar la eventual transformación del paisaje, efímero y cambiante.

La modernidad no solo trajo la máquina para el arado también la presencia de ladrilleras y pequeñas industrias para la fabricación de cerámicos y tejas, este valle es rico en vetas de arcillas y minerales, por lo que hay presencia de industria extractiva a mediana y gran escala, la cual mayormente es informal.

En cuanto las medidas de aislamiento fueron menos severas inicie la incursión en búsqueda de estos puntos de producción y quema de arcilla.

Es así como después de ubicar distintos talleres logre finalmente una buena relación con la familia Jiménez, quienes tuvieron la disposición de narrar su experiencia en torno al trabajo con la arcilla. Esta es una familia dedicada al oficio de la alfarería por 35 años aproximadamente, tras varias conversaciones muchas cosas ganaron sentido para mí y es que las excavaciones, el humo y la tierra coloreada naranja poseían una íntima conexión, una acción es consecuencia de la otra y las evidencias en conjunto son parte de un ciclo, un ciclo de la tierra.

El barro para adobes usado desde la época prehispánica se transforma ahora en ladrillos y macetas por acción de los hornos artesanales, la cerámica un oficio propio de la zona que se resignifica de la mano de la expansión urbana.

Esta pasó de estar viva a ser fosilizada, todo rasgo y marca sobre el barro se vuelve perenne en el tiempo tras el paso por el fuego, anulando su proceso natural de transformación. Sucede un ritual de devolución de un insumo extraído del mismo paisaje para reconfigurar este en algo totalmente distinto de la mano de sus hacedores.

¿Es el barro en estos términos un agente?, que propicia transacciones entre los individuos que construyen-edifican su economía y viviendas teniendo como mediador este. La tierra triturada es el medio y soporte que antaño sirvió para producir cerámicas utilitarias y rituales y que ahora en forma de objeto modular existe para erigir la nueva ciudad, No hay material más ideal que este para contar una historia sobre los hombres de este espacio y su relación con su madre, la Pachamama.

Rituales-pagos-conversaciones.

El ritual de pago a la tierra o “despacho” es una tradición bastante arraigada en la cultura andina. Este ritual consiste en dar una ofrenda a la “Pachamama” o “madre tierra” para retribuir en caso deseemos algún recurso de ella o para pedir permiso, así mismo solicitar buena fortuna para los meses venideros. También es muy común realizar despachos para pedir salud o buena fortuna, usualmente la ofrenda es enterrada en la cima de algún apu (en quechua, montaña tenida como vivientes en varios pueblos de los andes) o cerro tutelar.

El despacho está destinado en última instancia a aplacar las fuerzas de la naturaleza, que, como deidades, se considera que controla el equilibrio de la prosperidad del hombre y la producción de la tierra. Dado que estas deidades se cree que son fuerzas animadas, y se cree que poseen cualidades humanas de ira e indignación, así como benevolencia, los quechuas y aymaras reconocen que al mediar con ellos directamente, Al alimentarlos con ofrendas rituales, estas deidades serán benévolamente atraídas a cooperar con la producción de ciclos y trabajos del hombre para recoger una cosecha de la tierra, ya sea mineral o agrícola. (4)

 

La tierra tiene memoria y puede registrar en su masa todo lo que pasa sobre y dentro de su cuerpo, este ejercicio de despachos son formas simbólicas de devolverle al territorio un poco de su energía, cada proceso de creación de artefactos simboliza la simbiosis del imaginario humano con la naturaleza, formas que aluden a un pasado prehispánico donde las energías del hombre y la tierra estaban en constante diálogo y sinergia.

 

Tierra, agua, fibra son los elementos que mediante la energía se transforman, por acción del movimiento, presión, calor, tensión y fuerza.

 

La pandemia del COVID 2019 ha afectado, enfermando al hombre moderno, mostrando la fragilidad de su resistencia como especie, por cientos de años hemos actuado como anticuerpos extrayendo recursos y desgastando a la tierra, el proceso de avance moderno es imparable, la acción de devolver algo a la pachamama es una forma de reivindicar un rito olvidado en esta parte del territorio

Vasija, flujo de energía vinculado al movimiento con el agua, el movimiento y el calor son los procesos que median la creación de estos objetos.

Las culturas indígenas en los distintos continentes, tienen conocimientos y prácticas ancestrales muy especiales de relación de los humanos con las energías de la naturaleza, del cosmos, del universo.  Es importante señalar aquí que la salud y la enfermedad, son estados que resultan de la relación armoniosa o no, del organismo humano con todo el entorno. El ser humano no funciona aislado o de manera autónoma a su entorno físico/social, el ser humano funciona con su entorno y éste, el entorno va moldeando, diseñando a dicho ser y condicionando, permitiendo o no, su desarrollo. (5)

Como un ejercicio de autocuración y de intercambio con la tierra se preparan una serie despachos; guiándome por calendario agrario en algunos casos y en otros con experiencias personales, estos dispositivos servirán para conciliar internamente mi cuerpo después de la enfermedad con el espacio habitado y además me servirán de objeto para afianzar una transacción con otros individuos, puesto que en el proceso de producción de algunos objetos es necesario el diálogo con otros agentes.

olvidamos muchas veces que nuestros órganos internos, también son órganos que se ven afectados en su propio funcionamiento orgánico (químico/físico) por el impacto externo o en relación con energías provenientes del exterior hacia nuestro propio cuerpo: aire (los humanos funcionamos con aire) luz, temperatura, (calor, frío); nutrientes: agua, comida; sonidos (sonido, infrasonido, ultrasonido); el habla o lenguaje verbal y todos los productos o lenguajes artísticos. (6)

 Los artefactos tienen relación con símbolos de poder locales y las piezas una alusión a las pacchas objetos rituales utilizados para libar bebidas en rituales es representación de la naturaleza y su relación con lo agrario, así como la representación simbólica de seres sobrenaturales y elementos como el Yllapa (rayo) y el agua.

Con el apoyo de la familia Jiménez, pude después de un largo periodo retomar mi vínculo con la arcilla, en este caso para manufacturar los recipientes para una acción ceremonial propia, eventualmente conocí al escultor Antonio Pareja, originario de Ayacucho quien dentro de su propuesta talla en piedra y madera un fuerte imaginario andino y telúrico, la visualidad que desprende su trabajo ha sido para mí una fuente inagotable de estímulos plásticos y visuales.

Para consolidar la acción de este rito personal  confeccione objetos en fibras y cerámica el primero un mallqui-shicra una bolsa tejida en pasto que acurruca dentro una cactácea propia de la zona desértica, un tocado-máscara tejido en fibra vegetal de la zona costera adornado con plantas y ramas que expone aquella parte de mi rostro que ha sido cubierta repetidas veces durante estos meses, al anular mi visión se exalta el sabor terroso que arrastra el líquido que bebo de una vasija cerámica ,ambos objetos de fibra y tierra  configuran el atuendo que me ayuda a personificar un sacerdote, la acción se da en la intimidad de un espacio en penumbra, el vaso  presenta dientes felinos y un hocico por el cual se puede filtrar el agua, esta posteriormente es enterrada(devuelta) junto a una cerámica en forma de anfibio proveniente de la zona andina y  un fragmento de una pieza prehispánica. Como una manera simbólica de ofrendar un diálogo de 3 tiempos distintos registrados en objetos que han pasado por el proceso purificador del fuego.

Finalmente, este acto ritual fue realizado para pedir salud y bienestar para el señor Pareja quien actualmente pasa por una situación delicada, es así que estas acciones se irán reconfigurando durante el año en relación a vivencias y experiencias cercanas por lo que es un trabajo en constante proceso.


Referencias

 (1) Mould de Pease, «Una visión de la historia inmediata de Carabayllo y Ancón y su patrimonio», Summa Humanitatis, vol. 7, N°1 (2014), pp. 25-68

(2) El nuevo rostro urbano; José Matos Mar (1988): Desborde popular y crisis del Estado. El nuevo rostro del Perú de la década de 1980,pp 81

(3)[Gell, A. “The Theory of the Art Nexus” En: Gell, A., Art and Agency. An Anthropological Theory, Capítulo 2, pp. 12-27, Clarendon Press, Oxford, 1998. Traducción: Andrés Laguens, Abril 2015.

(4)Armstrong G. “Symbolic arrangement and communication in the despacho”, Thesis submitted in fulfilment of the requirements for the Degree of Doctor of Philosophy in the Faculty of Arts.Institute of Amerindian Studies Universidad de ST. ANDREWS Septiembre 1989.

(5) Vásquez,C. El arte un derecho” humano.Recuperado de (http://www.chalenavasquez.com/ponencia/el-arte-un-derecho-humano)pp  14-15(2016)

(6) Vásquez,C. El arte un derecho” humano.Recuperado de (http://www.chalenavasquez.com/ponencia/el-arte-un-derecho-humano) pp 14 (2016)

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